8 de marzo de 2017

Logan

No soy una fan de los X-men, de hecho apenas me vi la primera película del 2000 (incluso un par de veces), pero no me he leído absolutamente ningún cómic. ¿Qué quiero decir con esto? Que la nueva película de Lobezno ha logrado enganchar a alguien totalmente novato.

Cada vez que salía una película sobre estos mutantes era como: "puf, ¿otra más?". Cambian tantas veces los mundos alternativos, que si ir hacia el pasado, que si tantos personajes (y eso que me sé los nombres de todas las casas de Poniente), que me parecían ridículas y poco creíbles. Hasta que vi el magnífico trailer de Logan con la canción de Johnny Cash. No os lo podéis perder.


De hecho, eso fue lo que me animó a ver la película, porque vi que Marvel ha decidido cambiar la táctica y eso creo que ha sido debido a Deadpool, que ha abierto un nuevo modo de hacer películas que le gusta a la gente. Con esto quiero decir que Logan ya no es la típica película de X-Men, no es X-Men: Lobezno otra vez, es simplemente Logan.


Es el año 2029 y ya no hay mutantes, lo que queda es un mundo tan devastado que se refleja en los protagonistas. Logan (Hugh Jackman) está acabado, ya no es un héroe para nadie, ni siquiera para él mismo. Vive una situación decadente cuidando de un profesor Xavier demente, una visión muy triste que nos hace recordar a aquellas personas mayores a los que esperas ver ya morir, que se sienten confundidas en un mundo que ya no es para ellos.


Pero siempre hay un halo de esperanza, una pequeña luz que nos muestra a todos que aún siguen vivos, y esa es la joven Laura (Dafne Keen), que para quién no lo sabe es la mutante X-23 (no es mucho spoiler, hasta yo lo sabía). Sí, difiere mucho del cómic, pero eso es lo que hace especial la película, porque ahora Logan tendrá a su cargo a una niña de 11 años, con todo lo que ello conlleva.


Muchos han estado diciendo que la relación de ellos dos, incluso el vestuario y la imagen, se corresponde a una copia del videojuego The last of us. Es cierto, los ves y puedes ver a Joel y Ellie, protagonistas del juego, pero también podrías ver al padre y el hijo de La carretera. Hay muchas similitudes, pero si te fijas solo en eso te vas a quedar en la superficie.

Logan es una película dura, con una realidad muy cruda y, sobretodo, sangrienta. No vamos a ver algo al estilo Kil Bill, pero sí que van a rodar cabezas. Lo peor es que no solo veremos eso por parte de Logan, que sería lo más normal, sino por parte de una cría donde lo que habla es su ira y no ella.


¿Un mutante que no envejece puede hacerlo? Sí, igual que un ser con la mejor mente del mundo puede perder la cabeza. En el fondo, lo que nos quiere decir es que todos somos humanos, y que a todos nos llega el momento. Las heridas de Logan no cicatrizan a ese ritmo acelerado que siempre habíamos visto, pero eso nos enseña aún más que, tal vez, es hora de retirarse.


La chica hace un buen papel y lo que nos queda al final de la película es que la vida sigue. Y todo se nos muestra en una película de más de dos horas que se me hizo incluso corta, quería saber más, ver qué iba a pasar. Porque aunque tiene algunos momentos -momentazos- de acción, la verdadera historia se centra en las miradas, en lo que no se nos cuenta pero que podemos apreciar.

Sí, es todo muy filosófico, pero es que esta nueva entrega ha cambiado todo el concepto que teníamos de mutantes luchando y aventuras extrañas. Logan es mucho más real y si quitásemos las garras de adamantium sería exactamente igual.

9/10

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